Cada día se siente más
tenebroso, el ruido de elementos wjbekjg que retumban en nuestra propia casa o
en lugares que ya conocemos con anterioridad, si lo vemos de diferentes maneras
esto se puede llamar quizá, una mala
pasada que nos juega nuestra mente, para otros serán manifestaciones de
energías, lo que si es cierto es que también hay quienes creen en que hay seres
sobrenaturales que acompañan nuestro cosmos, y que llegan de diferentes
maneras, a pesar de que no se sabe a ciencia cierta.
Hasta el momento no se ha podido comprobar
ninguna hipótesis sobre la existencia de elementos o seres paranormales,
tenemos la necesidad de contemplar siempre la posibilidad de algo que no existe,
quizá, hablar de algo tenebroso cuando podemos tener en muchas ocasiones la
explicación material de lo que sucede.
Que más lindo para escuchar que las historias que han
vivido nuestros adultos mayores, estas maravillosas personas que atreves de su
experiencia, sabiduría, y edad han aprendido de la magnífica vida, pero sobre
todo cada uno tiene su concepto sobre lo tenebroso, en todos los pueblos hay
leyendas y mitos pues esta vez serán los
abuelos de este esplendido lugar , en este hermoso municipio, ubicado a escasos
25 kilómetros de Bogotá que existe
aproximadamente desde el año 1600 y que
hoy por hoy cuenta con una población no mayor a 124 376 habitantes,
en este hermoso pueblo de calles antiguas y de reconocimiento nacional, también
hay personas que atreves de sus
experiencias narran como se han creado los espero tipos y las historias de
terror zipaquireñas.
Carlos
Usaquén un zipaquireño nato, que se ha desempeñado durante 27 años como
tanatologo en las diferentes funerarias del municipio, quien actualmente labora en el parque
cementerio, y justifica que a pesar de todos los casos que ha tenido que pasar,
de las personas en condiciones deplorables que ha tenido que ver, nunca se le
ha presentado nada, ni ha tenido que enfrentar un hecho para normal que está
relacionado con muertos, “todo está en la mente” afirma don Carlos, quien con
su escepticismo sobre el tema de hechos
paranormales considera que para esta época no se puede confiar ni siquiera en
un video que compruebe la presencia de elementos o seres paranormales, “ya
existen muchas maneras de edición y de efectos especiales que pueden ser
manipuladas por seres humanos para pretender hacer creer cosas”. Siempre tenemos
la percepción de que los muertos nos pueden asustar pero quienes en realidad
asustan son los vivos, dice don Carlos denotando en su rostro una fuerte
sonrisa.
Es
entonces este hombre la viva muestra de que lo que sentimos no siempre es lo
verdadero, y que nuestra imaginación juega un papel importante en nuestra vida
cotidiana.
Pero
en el mismo municipio y a unas pocas cuadras de donde se ubica don Carlos está
el señor HERNANDO PINZON MONTAÑO, un zipaquireño que vende lotería en el parque
central de Zipaquirá para ganarse la vida, a quien muy por el contrario del
señor tanatologo si le había sucedido cosas extrañas, que considera como del
diablo, cuenta el señor Hernando que hace alrededor de unos 61 años, el
laboraba en los hornos, que se encontraban en la parte alta de la que es hoy la
mina de sal, hornos que eran utilizados para la extracción de la sal.
“me
encontraba recostado en el primer fondo de la cama número uno, me acerque al
Buitrón para ver si ya había secado, pero aún estaba aguado, y me devolví a
acostarme, pero ahí había un perro, entonces como a los cinco minutos llego y
me salió el tipo de detrás de un Buitrón del horno , paso se paró en el fondo
número cinco y salió al empacadero , como el perro estaba ahí acostado, entonces salió
el perro a toda carrera al empacadero y de ahí no volvió a entrar, yo fui y me
puse a hacer la tirada, a sacarle la sal a los fondos y a despegarlos. Luego de
hacer la tirada alrededor de las cuatro y las cuatro y media de la mañana tal
vez me vino a privar, pero entonces yo
no podía, yo sentía que me tenían privado que me querían hacer algo, yo empecé
a hacer “ummm, umm” y de ahí me desperté
y ya no me volvió a pasar nada más “ , dice don Hernando luego de tener en sus
ojos una mirada de miedo, “no sabré nunca que paso, solo sé que el perro nunca
más volvió, yo sé que era el diablo”. Si fue o no fue cierto nunca lo podremos
comprobar científicamente.
No
muy lejano de aquí a talvez unas cinco cuadras tuve el placer de distinguir a
una linda mujer, de avanzada edad, que habitaba en una casa antiquísima, con
paredes muy rusticas, de esas en las que aún se utilizan ventanas en las
puertas principales parea resguardar la seguridad, quien de manera muy amable
fue recibiéndome en su hogar, abriendo una, luego otra y luego otra chapa de
seguridad por fin me permitió el ingreso a su casa, un lugar lleno de recuerdos
antiguos, en donde debemos sentarnos para escuchar, doña MIRIAM TERESA TORRESuna zipaquireña que además de todo ama su municipio, que se crio en una finca
cercana a lo que antes era el centro de Zipaquirá , me dejo participar de una
tarde con su compañía para contarme una de sus terroríficas experiencias, “ a
la edad de cuatro años, en un tarde en la que no se encontraban ni mi papá ni
mi mamá, y estamos a cargo de las muchachas del servicio, yo cruce por todo un
pasillo de la finca y fui a coger agua en el segundo piso de la casa, yo sentí
que alguien se me acerco y me cogió una pierna por el lado del tobillo, y me
hizo -chitt- al oído, yo mire y no había nadie, sino que yo vi la luz de la
noche que aún estaba clara, di un grito
y Salí corriendo.
creo que me asustaron porque el alma de la
persona que me asusto había hecho un entierro en ese lugar y seguro se me
manifestó para que lo sacaran ese entierro, con lo años supe que si, en ese
lugar en donde me asustaron había un entierro. Cuenta doña Miriam desde su
cómoda silla.
Otra
magnifica historia de la que no se puede comprobar la aparición, pero que en su
momento si se pudo comprobar que había efectivamente una persona enterrada en
el mismo lugar en donde había pasado el suceso.
Vale
la pena escuchar estas historias que nos erizan la piel y nos hace temblar las
piernas, con solo imaginarnos de cómo sería la presencia de nosotros en esos
hechos, nos da escalofrió pero lo importante y delicioso de escuchar a personas
que atreves de sus propias experiencias nos puedan hacer remontar a la historia
es algo que no tiene precio, volvamos a revivir esos momentos en los que abuelo
cuéntame un cuento enriquecían nuestra vivencia y se transmitían de generación
en generación, no dejemos acabar nuestro patrimonio.
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