La historia depende de quien la cuente
Dicen que el medio de comunicación con
más relevancia en la mitad del siglo XX fue la radio, no solo por su
inmediatez, sino por la confidencialidad que se hacía entre el locutor y el
oyente. Así sucedía en uno de los territorios con mayor influencia en los
procesos históricos de sabana centro. Zipaquirá un municipio ubicado al Norte
de la ciudad de Bogotá a tan solo 40 minutos en vehículo para nuestros días, a
más de tres horas en tren hace 50 años. El paisaje ha cambiado, las calles del
centro antes empedradas ahora son adoquinadas, por donde transitaba el burro o
la mula, actualmente transitan los desprevenidos peatones lejos de imaginar que
por aquellas calles y en esas casas tipo coloniales, que se alzan imponentes
mostrando el poder que alguna vez tuvieron ocurrieron historias de las cuales,
un transistor fue el testigo auditivo de infinitas conversaciones.
Son
las cuatro de la mañana de un día cualquiera del año 1965, el sonido
ensordecedor de aquel animal que por disposición divina le fue dado el don de
ser el despertador natural del ser humano, anuncia el alba con su especial
canto. Es hora de levantarse, atender las necesidades que demanda el sector
rural se hace necesario, ordeñar el ganado, lidiar con la cochera de los
puercos, dar de comer y cambiar el agua a los pollos. En aquella habitación, en
medio de los sonidos de la naturaleza, un ruido, una voz ajena a ese contexto
aparece irrumpiendo la soledad…
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Armoniaz Zipaquireñas |
-Buenos
días, son las cuatro de la mañana, amanece en la providencia de Zipaquirá, un
saludo muy especial para todas las personas que a esta hora se conectan con esta
su emisora radial, La voz de Cundinamarca.
Aquella
voz viene de un pequeño y frágil aparato, un transistor. Un noble instrumento
que será la compañía en los días que están por venir. Esta trasmisión pertenece
a una de las mujeres que se desempeñó en la locución cuando apenas la radio
llegaba a la ciudad de Zipaquirá, Rosalba Castro, persona recordada en el
medio, maestra de grandes voces de la radio nacional. El deporte fue trascendental
para empezar a reconocer la radio como un instrumento base de la socialización
y contextualización de lo que estaba sucediendo, el evento más recordado y que
consolidó el auge de este medio fue, la Vuelta a Colombia en bicicleta, el
ganador, Héctor el Zipa Forero, personaje oriundo de estas tierras salineras. La
voz de Cundinamarca que trasmitía en la calle tercera con carrera séptima, sale
del aire perdiendo su reconocimiento como emisora, sería este suceso el
detonante para que naciera Armoniaz Zipaquireñas, hoy filial de Caracol Radio
llamada Armoniaz Vive Vive. Pedro Eduardo Rozo, más conocido como el loco,
apoyado por su esposa la señora Rosalba Castro, se aventuró en la creación de
una emisora que fuera destinada al campesino, realizó las gestiones para tener
un trasmisor que modulara hasta los 1600 KHz, así fue como se ganó su
seudónimo. Haciéndose acreedor del dial 1580 AM, que tiempo después
pertenecería a Ecos del Palmar y por motivos del ministerio de las
telecomunicaciones hoy es la única emisora a nivel nacional registrada en el
dial 1600 AM.
La
tragedia de Armero convirtió a Armoniaz en una de las emisoras filiales de la
cadena radial Caracol, en ese momento se necesitó de la unión de las distintas
emisoras para comunicar al país el acontecimiento por órdenes del presidente de
la época Belisario Betancourt. A pesar de las tragedias los fines de semana
estaban destinados para el baile, la diversión, la juerga o la pachanga, para
la década de los ochenta inicios de los noventa existieron dos programas
insignias de esta emisora, además muy recordados por los habitantes de la ciudad,
uno de ellos; la ruleta musical, programa que incursionó en las complacencias
musicales, la emisora recibía cartas de oyentes que se leían al aire, estas cartas
contenían saludos, mensajes a familiares. Para que los mensajes se realizaran,
en el sobre donde llegaba la carta, también llegaba una cantidad de dinero, es
decir se pagaba para que el locutor pudiese decir el mensaje al aire. Sin duda el
domingo se hizo para disfrutar y así fue como nació; el Maratón Bailable, el programa
insignia y representativo de la cultura Zipaquireña.
La
cita era los domingos en aquel salón, las personas que se encontraban en la
periferia de la ciudad, asistían a la eucaristía en la catedral principal,
motivo por el cual la afluencia de público era bastante grande. Noviazgos,
amistades que aún perduran en el tiempo se dieron en aquel mágico escenario
donde la música era la protagonista. La música guasca, los géneros como carranga,
ranchera y bailable permitieron que ese momento quedara en las mentes de los
ciudadanos. Por motivos de violencia y porque algunos mensajes que llegaban a
la emisora pertenecían a los ejércitos revolucionarios del pueblo dando
indicaciones de manera cifrada a sus amigos de la causa, el ministerio de las
telecomunicaciones decidió terminar con este tipo de programas llegando a su
real terminación. Ya han pasado
aproximadamente 48 años desde su primera trasmisión al aire, esta emisora se
mantiene viva aun estando en el AM, manteniendo un programa que retoma la forma
característica de llegar al campo, a los campesinos, programa que se emite a
las cinco de la mañana y lleva por nombre; Buen Día con Armoniaz.
Para ver entrevista completa visite:
Entrevista Jonathan Cano
Por:
Eduardo Murillo
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