martes, 6 de septiembre de 2016

LOS PASOS DEL MC DOUALL


Por: DIEGO ARMANDO RODRIGUEZ
     
Hablar del teatro Mc Douall, es hablar del reflejo de una cultura zipaquireña, de generaciones que crecieron  con obras de teatro y diferentes actividades que representan el arte en su mayor expresión  y aunque hoy se encuentre en un lamentable estado  dentro de sus largas filas y su majestuoso escenario en madera, guarda diferentes historias con diversos  significados emocionales, que hacen de este lugar un sito lleno de nostalgia.
Su origen se remonta al año 1913 por parte de “Teatro S.A.” un conglomerado de individuos con la necesidad de crear un lugar, donde las personas tuvieran un espacio para entretenerse y compartir en familia, para esto tomaron las ideas propuestas  en los planos  del ingeniero Pediro Cantini pero su construcción se detuvo  por no contar con los fondos suficientes, pasaron varios años y la obra seguía estancada, sin rumbo, y así la junta de accionistas de “Teatro S.A” decidió vender su idea en 3000 pesos referentes a la época,  el trato  se selló en 1925 y de esta manera paso a  manos del municipio, la administración busco por ciertos años la persona adecuada que representara los ideales que se esperaban del teatro, encontrando al señor José Lascano Berti  arquitecto cucuteño  que impuso su imaginación y toda su ardua labor en cada  detalle para elaborar minuciosamente los espacios para cada silla, cada puerta y ventana, un lugar que estaría a la altura de los mejores del país y de américa latina por su estilo colonial,  un sitio que atrajera gente de otros lugares para que se topara con la magia de su gente y al abrirse el telón en cada presentación sus caras  se llenaran de sorpresa, su nombre es un recuerdo y honor  para uno de los poetas de aquel lugar representativo de la sal… Zipaquirá, Roberto Mac-Doull quien estudio en Nemocon y Bogotá entre los años 1867 a 1870 después en  1872 empezó una vida en diferentes cargos públicos pero también una vida a la literatura, a cada letra que escribía en cada página de sus diferentes libros; El joven Arturo, el Bárbula, Colon en Jamaica son algunas de sus obras dividas en poemas y novelas más desatacadas y así se convirtió de apoco en un hombre importante con un significado inmemorable, tanto que  el tiempo no lo olvido y por lo contrario su nombre se impuso en lo más alto, en una de las arquitecturas que representaría el folclor y las diversidades de muestras culturales.

Pero ¿Cuáles son las actividades específicas que se llevaron dentro de este escenario? Para tener una respuesta clara de esto, hablamos con el señor Carlos Riaño  Porque es un habitante cien por ciento zipaquireño y la infinidad de cosas que sabe del municipio no las trasmite un libro o página en internet las cuales la verdad  son para admirar, un hombre ya entrado en edad que nos recibió en una floristería donde actualmente diseña hermosos ramos, la entrevista empezó y se prolongó por  media hora, entre sus recuerdos él mencionaba que el cine era el  mayor atractivo, las funciones se dividían en dos,  una en la mañana y otra en la noche, uno presentación  para los niños y otro para un público más adulto,  decía con mucha nostalgia que el precio para acceder era muy económico y todos los que participaban llegaban vestidos como si fueran a una gran fiesta, los hombres de corbata, con los zapatos  bien lustrados las mujeres de vestido y tacón, adornadas con sus collares y anillos dándole al teatro mucha clase , el respeto por el era inmenso pero  don Carlos  lo que más destaca es el respeto por la otra persona por aquella que de la misma manera se entregaba y  alzaba su mirada para encontrar un sinfín de historias expuestas a través de un gran proyector, pero no solo era el cine, el reinado de la sal que se realizó durante los primeros tres años le dio un auge y empujón a la carrera exitosa del Mc Douall, Carlos Riaño acaricia su gato mientras nos continua deslumbrando con más historia, él sigue contando que el público extraña su teatro, que no hay otro lugar en Zipaquirá que pueda aguardar a tanto hombre, mujer y niño, que no hay lugar que tenga la misma acústica gracias a su espejo de agua, que hoy no se encuentra en las largas calles de este municipio un lugar que respalde la cultura y los colegios  como lo hizo esta gran edificación, muchos estudiantes dieron sus últimas palabras o cantaron  el himno nacional antes de recibir su diploma que determinaba que su ciclo en la escuela había terminado o políticos que empezaban sus campañas reunían a sus seguidores para animarlos con sus discursos elocuentes con en el simple fin de votar por ellos, todo esto dicho por don Carlos que concluye con dos puntos muy importantes, el primero, su memoria trae a él  unos de los últimos eventos, el ballet clásico de ucrania, un espectáculo internacional el cual dice él no le hicieron la publicidad necesaria y hubo pocos  espectadores, su segundo punto es el tema del por qué esta en esas condiciones el día de hoy, a él le parece que la razón principal del abandono del teatro son los mismo habitantes porque desde el momento en el cual llegaron los centros comerciales como el éxito o centro chía todos empezaron a movilizarse para ver una película o pasar el tiempo en esos lugares y dejaron de a poco en el olvido al teatro y este dejo de contar con la mano económica que brindaban sus visitantes y al pasar el tiempo no se contaba con algún recurso para pagarle al celador, la señora de la limpieza y al encargado del proyector cayendo en la soledad hasta por las diferentes administraciones que han pasado año tras años prometiendo mejorar y restaurar lo que está dañado como las puertas y ventanas  pero como es común a veces esto solo queda en las palabras y no se hacen las verdaderas obras que se necesitan para volverlo a la gloria que era antes  y es con esto que concluye Carlos Riaño un señor con un gran conocimiento de Zipaquirá.

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