viernes, 9 de septiembre de 2016

Fieles de Dios y la iglesia en Zipaquirá

Fieles de Dios y la iglesia en Zipaquirá

El padre Ciro y el padre Umaña son personajes destacados en el municipio salinero, gracias a sus actos humanitarios que lograron interceder y solucionar los problemas de la comunidad, también impartieron la palabra de Dios, buscando la fe en él.

Noches frías, tenebrosas y dolientes atormentan a la comunidad Zipaquireña, un municipio colonial de Sabana Centro, rodeado de arborizados lugares con un espacio verde; las edificaciones avanzan de manera muy rápida, tan rápida como cuando se reproducen aquellas especies invertebradas. Se empieza a vivir el desorden urbanístico y la sobrepoblación, causando estrés, contaminación, descapote de terrenos verdes y baldíos. Las personas empiezan a hablar y a tener fe en seres supremos que pensando positivamente pueden llegar a solucionar el caos cuando se les pide y se les implora desesperadamente; uno de los principales seres supremos lo hacen llamar Dios, a quien todo el mundo le implora, le lloran sus penas y le agradecen día tras día.
Zipaquirá es un municipio conocido por su catedral de sal, por sus antiguos santuarios y por la devoción de sus ciudadanos. Los domingos son considerados días sagrados, dónde la mayoría del pueblo madruga a celebrar alabamientos a Dios, uniéndose a hablar, rezar y cantar a él. Cada barrio y cada vereda cuenta con una parroquia, pequeña o grande pero había al menos una parroquia a excepción del sector de Barandillas, allí no hubo una parroquia durante vario tiempo pero había un gran personaje, un fiel seguidor de Dios, tan fiel que adoptó su fe como una profesión o más que una profesión lo llaman casarse con la iglesia, ahí es cuando pasan de ser un ciudadano común a ser un sacerdote, cura, padre o como se quieran llamar los seguidores de Dios; este sacerdote llamado Ciro nativo del municipio de Guachetá, tenía un corazón noble y sensible, cada momento de dificultad en su barrio le afectaba como si le ocurriera directamente a él; brindaba ayuda en momentos de escases, hacía eventos comunitarios en busca de recolecta de dinero para saciar tantas necesidades por las que el barrio estaba pasando. El padre Ciro estudió en el seminario mayor de San José, allí se conoció con el sacerdote Tobías de la Universidad Uniminuto de Zipaquirá, ambos seguidores de Dios y la música. Ciro como persona humanitaria  y de buen corazón le prometió a su comunidad construir la parroquia del barrio; para empezar a levantar las paredes de la anhelada parroquia, hacía almuerzos comunitarios, misas en las casas, preparación para la catequesis, primeras comuniones, matrimonios, exorcismos, rezos para los enfermos y en Semana Santa realizaba el viacrucis sin falta, logrando recolectar una parte del dinero para llevar a cabo el proyecto de la parroquia. Se empezó a construir la parroquia, no iba por la mitad y al padre Ciro le salió una propuesta de trabajo en Estados Unidos, por lo tanto él decide viajar, siendo una triste partida le promete a su comunidad regresar y terminar la parroquia. Estando en Estados Unidos sufrió un trágico accidente que despojó en él las ganas de vivir, su columna fue la principal afectada quedando inválido durante un largo tiempo; esto lo hizo regresar a Colombia, duró un tiempo en la casa sacerdotal de Chía y otro tiempo en Zipaquirá, a su llegada lo acogió la comunidad de Barandillas y lo ayudaron junto con el padre Umaña; asistió a terapias para fortalecer la columna, él tuvo fe y puso su columna en manos de Dios, después de varias sesiones el padre Ciro recuperó movilidad, permitiéndole volver a caminar y sanar a sus enfermos, claro cuando estuvo sin movilidad en sus piernas no fue impedimento para realizar las misas y sanaciones.
Diocesis de Zipaquirá
Foto por: Reinaldo Causino

El padre Fernando Umaña Montoya residente del barrio San Pablo de Zipaquirá, muy amigo y colega del padre Ciro, también fiel a Dios, fue el fundador de los Foyer de Charité en Colombia, un grupo laico apostólico con el fin de propagar la fe, caridad y amor entre los hombres. En semana santa de 1999 hizo un retiro espiritual en el Foyer de Zipaquirá, en busca de estar en contacto con sus pensamientos, sentimientos y reflexionar encontrando a Dios en lo más profundo de su alma mediante sus oraciones, en ese ambiente logró limpiar la carga negativa que él sentía haber adquirido en la ciudad de Bogotá. Tan fiel a Dios y a la iglesia que rezaba el rosario todos los santos días a las seis de la mañana, oficiaba dos misas diarias, daba conferencias de los misterios para incentivar el amor de nosotros hacia Dios y demostrar el de Dios hacia nosotros. Él afirma haber recibido mensajes de Jesucristo que las reveló en 1959 junto con las visiones del padre Pío.

 Padre Umaña con dos integrantes de su familia
Foto por: María Victoria Santana
Profesor Andrés Ordóñez explicando su conocimiento sobre la vida del padre Umaña

El padre Umaña acogió varios voluntarios del retiro para llevar mensajes a los hogares, familias amigos y conocidos. Él presentía venir algo trágico y nunca visto o por lo menos en Zipaquirá nunca se manifestó; le preocupaba los tantos pensamientos negativos de las personas malas, rezaba por la maldad y la delincuencia, por la estafa y poca fe y causal a esto, vio venir al mundo para el año 1999, sumido en oscuridad absoluta o al menos en tres días de oscuridad total, el comunicado del padre Umaña, eran recomendaciones para cuando llegaran estos días de oscuridad, advirtiendo que había que tener cirios de color blanco, benditos por un santo con el año tallado en ellos, no se podría tener mascotas dentro de la casa, los vidrios deberían estar sellados con cinta en forma de cruz, en cada puerta tener el símbolo del espíritu santo, sus seguidores empezaron a divulgar la información junto con varios medios de comunicación, por medio de la radio, televisión y prensa. Toda la comunidad anonadada, asustada y algo traumada empezaron a conseguir todo lo dicho por el padre, aterrorizados esperaban esos días impuros y llenos de oscuridad; pasaron todo el año asustados, llegó el año 2000 y jamás hubo oscuridad absoluta. Umaña interpretó que la oscuridad no se vio reflejada en el día apagando el sol, si no en las mentes y en el alma de cada pecador. Entre tantas cosas increíbles y no increíbles que realizaron los padres Ciro y Umaña, son dos personajes reconocidos mayormente en el municipio de Zipaquirá gracias a su entrega a la comunidad y la incentivación a amar a Dios; dejaronhuella, una huella que a muchos le gustaría dejar. Desafortunadamente o afortunadamente el tiempo pasa rápido, trayendo vejez para aquellos que ya vivieron lo suficiente, los dos padres se encuentran enfermos, cada uno de ellos asiste a sus médicos por lo menos una vez a la semana, sus dietas y medicamentos son estrictos, son cuidados por personas capacitadas en salud, lo que les impide oficiar sus misas diarias en los templos, la comunidad les agradece sus valiosas labores realizadas, aún los aclaman y los extrañan, pero así como ellos ayudaron a la comunidad, la comunidad busca las mejores maneras de poder ayudarlos a ellos dos por medio del ser supremo llamado Dios.


Realizado por: Laura Camila Rodríguez Martín.

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