martes, 6 de septiembre de 2016

Historias de plaza


Eliana Carpintero Daza
HISTORIAS DE PLAZA 



La plaza de Zipaquirá  es llamada Villa de la sal, lleva más de 100 años y  ha sido trasladada  tres veces para brindar un mejor lugar a las personas, es un lugar lleno de historia, de riquezas  y buen carisma por parte de los trabajadores,  ofrece más que el mercado para el hogar, siendo patrimonio de Zipaquirá no solo por el tiempo que lleva en el municipio.



El frío de la madrugada arropa al municipio de Zipaquirá, son las dos de la mañana y así como todos los lunes doña Luz Marina Cuervo una mujer de aproximadamente 52 años de edad, tez blanca, 1.60 metros de estatura, ojos cafés, cabello negro y un carisma para atraer a la gente empieza su día, se despierta a esta hora para alcanzar a dejarles el desayuno hecho a sus tres hijos y tomar rumbo con un compañero de la plaza en su camión hacia Abastos a traer el mercado que le va a servir de sustento durante toda la semana, hace 35 años que madruga para poder encontrar el mercado más fresco y económico. Después de su trayectoria de dos horas desde la capital del país hacia Zipaquirá Luz Marina llega a su puesto de trabajo en la plaza Villa de la Sal del municipio salinero para ordenar las frutas y verduras que estarán a disposición de su clientela,  las cuales les dan el sustento diario a ella y su familia. El martes denominado el día de mercado porque la jornada es muy pesada, Luz Marina llega a las siete de la mañana a abrir su puesto el cual desde el día anterior dejo listo, su delantal a cuadros blancos que disimula el tizne negro de su ropa, sus manos de aspecto grueso y sus uñas negras del mugre de la papa  son un reflejo del trabajo que ha desempeñado toda su vida como vendedora en la plaza, labor que le ha permitido sacar a su familia adelante. 
La nueva plaza del municipio aunque grande y espaciosa es un punto cerrado, razón por la cual doña Luz Marina opina que los ingresos no son tan favorables para ella como lo eran hace siete años cuando la plaza estaba ubicada en el parque La Independencia, sector que tiene más reconocimiento por parte de los habitantes del municipio y que le daba estabilidad en “meses muertos” como ella misma los denomina septiembre, octubre y noviembre meses en los cuales baja el número de visitantes a la plaza incluso el día martes. 
La plaza en su interior tiene un espacio denominado por sus mismos vendedores como “el hueco” un espacio de pequeños locales donde se pueden encontrar variedad de productos insólitos que uno no se espera encontrar dentro de una plaza de mercado; desde la fachada de este pequeño espacio en la plaza se pueden observar chaquetas, zapatos, camisetas, pantalones y hasta canarios. En este lugar se encuentra la señora Marta Gonzales una vendedora de ropa que tiene su local hace 20 años, la cual se siente desplazada porque el lugar donde está albergado su negocio es olvidado por las personas; el hueco se encuentra en una esquina que no es muy visible para las personas que transitan esa zona, en su experiencia de 20 años como comerciante dice que no se va de la plaza porque en ningún otro lado  encuentra un arriendo tan barato como el que este lugar le ofrece, 60.000 pesos que en ninguna zona más central le van a recibir a menos que lo duplique; aun así y frente a todas las dificultades este negocio le ha ayudado a equilibrar los gastos en su hogar complementándolo con los ingresos que recibe su esposo para así cumplir su meta de que su última hija termine los estudios universitarios. El municipio de Zipaquirá reconocido por sus riquezas en agricultura y su frío incesante recibe todas las mañanas a Marta al momento de salir de su casa y dirigirse a su lugar de trabajo en la plaza Villa de la Sal. 
Doña Marta algunos días cuida el negocio de una de su compañera, local el cual no  mide más de un metro de largo al igual que los demás locales que hacen parte del hueco, en frente del establecimiento de ropa de doña Marta se encuentra el único negocio de mascotas que hay en la plaza, Nirida Tinjacá una mujer un poco tímida para lo que la plaza requiere pero con un talante excepcional, su contextura física es gruesa, piel morena, su cabello oscuro y su estatura que no sobrepasa los dos metros; resalta que trabajar en la venta de peces y pájaros no es fácil y se refleja en sus palabras diciendo  “que no podemos vivir solo de esto “razón por la cual su esposo tiene que trabajar en otro lugar para mantener su hogar y a sus dos hijos pequeños que aún no llegan a la adolescencia, su horario es más dócil que el de muchas personas que junto a ella trabajan allí, teniendo la comodidad de abrir su  negocio alrededor de las nueve de la mañana, al llegar organiza su lugar de trabajo para que sea un poco más agradable para sus cliente, aunque pequeño y humilde doña Nirida intenta resaltar las cualidades que hay en local para atraer a las personas, porque como ella le dice a ese “rinconcito” no va mucha gente por lo escondido que esta, siendo una de las principales razones para que en el día no pase los 20 mil  o 30 mil pesos en sus ventas, el día en el que mejor le va es el día en el que máximo hace 60 mil pesos. 
 La vida en la plaza no es solo frutas y verduras como podríamos pensar muchos, la plaza de Zipaquirá  es un claro ejemplo de que la variedad de productos también hacen parte de este lugar,  aunque las ventas para la mayoría de las personas que trabajan en la plaza hace más de 10 años hayan  bajado en el momento que salieron del lugar que ahora es el parque de la Independencia, no es un impedimento para que cada día se levanten con una actitud positiva, compromiso y constancia a cumplir con sus deberes, Zipaquirá siendo tan grande no pierde las características que lo formaron cuando era un  pueblo pequeño, permitiendo que muchas personas que llevan tanto tiempo trabajando en la plaza sigan haciendo parte de este lugar, esta zona  está llena de historias de cada uno de sus integrantes que aunque reacios por compartirlas se puede decir que es una de las partes más historias del municipio Zipaquireño.

La plaza un lugar de contrastes comerciales, es un espacio que poco a poco se ha convertido en el hogar de sus trabajadores que comparten día a día en este sitio, creando un ambiente propicio para la economía y  asimismo   le abre las puertas a todas las personas permitiéndoles mostrar a  las riquezas que abarcan este lugar en el aspecto agropecuario, histórico y social de Zipaquirá.








REFERENCIAS:

 Imagen: Foto Archivo de Antonio José Caycedo Caycedo
 Imagen: Foto Archivo de Jorge Pardo
Imagen:  de http://www.fotoslugares.com.ve/imagen/la-concepcion-antigua-zipaquira.html
Imagen: http://portalnews.co/cundinamarca/719-plaza-de-mercado-de-zipaquira-mejora-sus-entornos-laborales

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