sábado, 26 de noviembre de 2016

Por: Ximena Santana Gómez

RECORRIENDO VIEJOS CAMINOS

Por  las calles del barrio Santa Isabel reposan los grandes recuerdos de los habitantes que crecieron y vieron progresar  este barrio que conforma el municipio de Zipaquirá.  

Barrio Santa Isabel Parcelación tomada
de:  Zipaquirá Rural 
Campos verdes rodeaban las pocas casas construidas hace más de 50 años  en el barrio Santa Isabel sector 1°; este fue llamado así porque Isabel se llamaba la mamá del dueño de esos terrenos según cuenta la señora Gloria Chaves quien vive desde hace más de 30 años y quien guarda un gran cariño por este barrio que la ha visto crecer y que con la llegada de varías personas que buscan un hogar para compartir con sus  familias, ha hecho grande amigos con quienes han disfrutado de  varios momentos felices y que desea continuar allí.
“El sector 2 era una laguna” según Javier Ocampo y Luis Sotelo residentes del sector por más de 40 años, pero con la llegada de varias  familias ese espacio que parecía no servir se convirtió en el hogar para muchas personas, porque al ver estos terrenos se visualizaron una gran comunidad y comenzaron a crear varias zanjas, utilizando varias herramientas como picas, palas, etc por donde rodaban las lodosas aguas  que reposaban en estas tierras este trabajo era realizado por los hombres de cada familia y mientras tanto las amas de casa preparaban la bebida que es conocida como el “guarapo” para que se refrescaran los trabajadores y retomaran fuerzas y poco a poco fueron creciendo grandes pastizales y se fue fortaleciendo el suelo, siendo así el inicio de grandes construcciones y hogares.
Escuela de Santa Isabel Parcelacióntomada
de: Zipaquirá Rural 

Con el paso del tiempo se fue haciendo necesaria una escuela para que los niños comenzaran a explorar y aprender varios conocimientos por eso la comunidad comenzó hacer recolectas de materiales por todo el barrio para la construcción de la escuela; además las mujeres preparaban empanadas y tamales que luego salían a vender para así obtener más ayudas para la escuela. Cuando ya tenían tenia los recursos suficientes comezó la construcción de la obra a mediados de la década de los 90, esta se fue realizaba los fines de semana cuando las personas no tenían que trabajar entre hombre y  mujeres fueron levantando paredes y transformando ese terreno desolado en un lugar confortable para los pequeños de la comunidad; esta escuela contaba con 3 salones y 2 baños así lo cuenta Erika quien estudio todo su bachillerato en esta humilde escuela. Hoy en día los pequeños niños del barrio Santa Isabel asisten a esta escuela ya reformada hasta 5 de primaria y continúan con el bachillerato en el colegio Jorge Luis Castillo que pertenece al colegio Industrial.
En el comienzo de este barrio no habían servicios públicos, por esto los habitantes aprovechaban la luz del día, las amas de casa para hacer los oficios y para hacer tejidos puesto que era su trabajo, realizaban bufandas, manteles, individuales y los famosos bordados de las abuelas, para luego venderlos y llevar el sustento a sus hogares. En cuanto a los niños, aprovechaban la luz del día para realizar sus tareas, muy emocionados, ansiosos y con gran rapidez para poder salir ha jugar a las calles que eran solo pantano, aunque con varias zonas verdes allí se encontraban todos los pequeños cada uno salia con sus juguetes, algunos con balones, otros con canicas con las llamaban, cartas de caricaturas y demás juguetes. Hacían grupos para jugar fútbol donde corrían, gritaban hasta se caían  pero eso no era ningún impedimento para continuar jugando; las calles eran su parque de diversiones puesto que no tenían un parque en cual desarrollar sus actividades deportivas. Llegada la noche entraban agotados y listos a descansar para comenzar un nuevo día.
Amas de casa lavando la ropa tomada
de: la revista Crítica

En cuanto al acueducto y el alcantarillado tenían pozos sépticos que la misma comunidad creaba en cada una de sus casas y se abastecían de una quebrada llamada “susagua”, esta quedaba a  diez minutos del barrio aproximadamente; esta quebrada se convirtió en un punto de encuentro para la comunidad en especial los días domingos, que era cuando los hombres quienes tenían más fuerza salían con grandes canecas, en ellas llevaban el agua para su hogares haciendo varios viajes; mientras tanto las mujeres aprovechaban para salir con los canastos llenos de ropa para lavar, allí se encontraban varias mujeres quienes hablan de sus cosas y como suelen decir “adelantaban cuaderno” de todo lo que pasaba en el transcurso de la semana, así lo recuerda Rosa Mendez residente del barrio por más de 30 años; los niños también disfrutaban de la salida con sus padres a la quebrada, les gustaba jugar dentro del agua. Mientras que cada familia del sector 1 contaba con este servicio por medio de mangueras, la llevaban a sus casas porque la quebrada les quedaba un poco más cerca. esta es recordada con gran nostalgia, ya que no es la misma de antes ahora el agua es contaminada, baja muy sucia y no es abundante, según Ana Moreno quien se beneficio mucho de estas aguas.
En 1967 se creo la primera junta de acción comunal que estaba conformada por él presidente Juan Rosario Zambrano, acompañado del fiscal Abelardo Ballejo y varios integrantes de la comunidad que gestionaron varios arreglos y mejoras para el barrio, uno de ellos los servicios públicos, la pavimentación de las calles, esta mejora se fue dando gracias a los aportes que cada persona daba para el arreglo de su frente. En el 2003 se creo el salón comunal, que se creo gracias a un vasar que realizó la comunidad para lograr obtener fondos para la creación del misto, hicieron rifas, concursos, bebidas y gran variedad de comida, ”este evento fue un éxito”  cuenta   Maria Lopez quien ayudo en aquella época. Poco a poco entre toda la comunidad construyeron este salón done se realizan los encuentros eucarísticos debido a que el barrio no cuenta con una capilla pero para la comunidad este no es ningún impedimento para encontrarse con Dios. También se realizan allí  eventos tanto sociales como privados
Pero como olvidarnos de los estruendos que provocaba el tren cada vez que cruzaba con sus vagones llenos de turista por la vía que dividía al sector 1° y 2° del barrio Santa Isabel. Los pequeños eran felices viendo pasar el tren  hacia su destino que era Chiquinquirá y corrían tan rápido detrás de él como queriendo se mas veloces que el  propio tren.

Estación del tren de la sabana tomada
del: periódico pulzo


La comunidad sabia el momento en que iba a pasar por su pito tan fuerte, esto era un aviso para que se alejaran de las lineas férreas para provocar accidentes. Aunque no siempre hacían caso a este llamado en especial los buses de la rápido del Carmen que hacían sus rutas desde Zipaquirá hasta Úbate, que por el afán de llegar primero que las demás terminaban en grandes accidentes; como sucedió en 1986 que se dio un fuerte choque entre uno de estos buses y el tren, que dejo varias personas heridas pero con gran fortuna no dejó muertos aseguro Luis Sotelo residente desde hace mas de 40 años. 
Esta vía se derrumbo debido a la falta de mantenimiento y la alcaldía no no se vio presente ante esta situación lo que hizo que estos viajes solo fueran un recuerdo tanto para la comunidad que vibraba con su pasar como para los turistas que encantaban de bellos paisajes.
En 1965 solo existía una tienda en el barrio Santa Isabel perteneciente a Esperanza Benitez que pensando las necesidades de la comunidad vendía toda clase de productos para el hogar como lo eran productos de aseo, alimentos, herramientas y demás productos lo que la convertía en la proveedora más importante de este sector.con el excito de su “micelánea” como la llaman sus vecinos fue creando varias.
A la hora de hacer el Mercado las amas de casa salían desde muy temprano a esperar el bus que venia de Úbate y que pasaba cada hora para llegar a la plaza, aunque muchas veces por ser tan demorado el transporte preferían irse con sus canastos caminando y así les rendía más, así lo asegura
Beatriz Ballen ama de casa del sector.

Plaza de mercado donde las amas de casa salen a mercar
tomada de Portal news. 

Eran dos días que debían realizar el mismo recorrido, porque los dais martes salían a mercar todo lo relacionado con frutas y verduras a la plaza de mercado, en este día llegaban personas que venían desde pacho y varios lugares con alimentos frescos y en abundancia por esto debían aprovechar el tiempo y llegar temprano para escoger lo 
mejor. Y los días miércoles que eran para hacer todo el Mercado de grano. Al terminar con todas las compras salían rumbo a casa nuevamente pero ahora con un gran peso en sus espaldas que valía la pena soportar, “por que no hay nada mas hermoso y gratificante que ver la sonrisa de los hijos al ver llegar sus padres con un plato de comida” dice con gran sentimiento Graciela Rodríguez habitante el sector.

Infografía  barrio Santa Isabel por: Ximena Santana 


Referencias 
  • http://portalnews.co/cundinamarca/719-plaza-de-mercado-de-zipaquira-mejora-sus-entornos-laborales
  • http://www.colombia.travel/es/a-donde-ir/andina/chiquinquira
  • http://gathaxxflow.blogspot.com.co/2013/09/parcelacion-santa-isabel.html
  • http://www.critica.com.pa/la-voz-del-interior/campesinas-aun-lavan-la-ropa-en-rios-y-quebradas-234508
  • http://co.lasdistancias.com/ruta-como-ir-de-zipaquira-a-ubate
  • http://ingenieriareal.com/como-hacer-un-pozo-septico-en-pocos-pasos/
  • https://www.google.com.co/maps/place/Susagua,+Cogua,+Cundinamarca/@5.0504143,-73.9842188,16z/data=!3m1!4b1!4m5!3m4!1s0x8e406e4c7cc546c9:0xc4d42a753faa7de2!8m2!3d5.0513899!4d-73.9821
  • http://zipaquira.uclasificados.co/venta-de-tamales-de-calabaza_id_4_11_10880
  • http://tactoculturalelsentidodelasartes.blogspot.com.co/2010/04/chicha-y-guarapo.html


viernes, 25 de noviembre de 2016

SIN OLVIDAR LA PRIMAVERA DE LOS ABUELOS.

Publicado por: Ricardo Murillo                          28/10/2016


Flor de primavera es la estrategia del gobierno para el acompañamiento y cuidado de los adultos mayores. En Sesquilé, Cundinamarca ya son más de  10 años en los que este programa está al cuidado de ellos.

Flor de primavera es uno de los programas del gobierno implantados por el Ministerio de trabajo que emplea para aquellos adultos mayores que no cuentan con los medios económicos para sobre salir o para los abuelos que ya cumplen cierta edad y carecen de una persona que vele por ellos y  su bienestar.
"Es un incentivo económico  que da el Ministerio de trabajo para adultos mayores mujeres de 52 y hombres de 57 años campesinos con ciertos requisitos para ayuda de un sustento económico de 80.000 pesos mensual" nos comenta la funcionaria de la alcaldía del Municipio Sharon Pineda.


 
El Manual operativo de protección social al adulto mayor en su última actualización en la resolución 1370 del 2 de mayo  de 2013  y en su criterio de prioritización tiene como fin abarcar gran parte de la población mayor, minusvalia o discapacidad física, 1 y 2 niveles del Sisben, edades altas del abuelo y  abandono de el mismo.                     


“Ahorita están recibiendo cualquier adulto que venga, es bien recibido". Comenta doña Ana Beatríz que hace parte ya de éste programa hace bastantes años y como ella lo dice es una de las más viejas en él y conoce a la perfección cuanta ha sido la ayuda que le brinda “Flor de primavera” a las personas que lo necesitan. “Hay muchos viejitos que no tienen sino la plata que les da el programa y no más”, concluye doña Ana.

No importa de dónde viene el dinero, lo cierto es que Flor de primavera es uno de los programas con mejores resultados, en el municipio de Sesquilé, Cundinamarca, la estrategia está ya hace 10 años y se ha logrado llevar a los abuelitos del lugar a salidas lúdicas con el fin de darles ocupación a su tiempo libre y llevarles un acompañamiento mejor a ellos que en varias ocasiones no cuentan con el apoyo o protección de sus familias o parientes lejanos.
 "Ya no vemos a los abuelitos en las astas del parque mirando pasar a las personas", comenta la funcionaria.
Amor, cariño, recreación,  educación y alimentación  es lo que ofrece “Flor de primavera”. Pero aunque el programa siempre intenta funcionar y cumplir con todos los objetivos  comentan fuentes aledañas que por recursos extraviados el programa se queda corto ante las pasadas temporadas.
“Ya son más de 200 abuelitos que han pasado por el programa y cuando llegan no se quieren ir” dice la funcionaria. 

Flor de primavera cumple más de una década en el Municipio de Sesquilé, y en su comienzo en 2005 abarcaba menor cantidad de integrantes sus beneficios eran mayores pero con la actualización de la ley del Manual de protección al adulto mayor fueron disminuyendo las actividades y estrategias con las que venía el programa por el aumento de integrantes. “Siempre intenta darle lo mejor a ellos, pero no siempre se pueden cumplir las expectativas”, Culmina la funcionaria.
Viven agradecidos con las actividades del programa y para estas fechas decembrinas que se acercan los abuelitos están muy emocionados porque es la  última salida del año. “Nosotros somos muy exigentes con la edad que tenemos y pedimos que nos den”, comenta doña Ana quién está agradecida por el esfuerzo que  “Flor de primavera” hace cada lunes para no olvidar a los adultos mayores del municipio de Sesquilé.
Todo adulto mayor es bien recibido y se intenta siempre ayudar, pero es tal la cantidad de abuelos que intentan ingresar que aunque como lo dice doña Ana, no todos pueden afiliarse porque necesitan de requisitos y los cupos aunque son bastantes se limitan en algún momento.

“Quién sabe con qué nos saldrán el otro año”, termina doña Ana, en espera que lo que venga para el 2017 sea mejor, aunque no sea bastante los aportes de “flor de primavera” son notorios en la vida ellos y por el bienestar de nuestros abuelos esperamos no termine. 



martes, 22 de noviembre de 2016

LAS NECRÓPOLIS DE ZIPAQUIRÁ

Por:Andrés Felipe Torres Nivia 


Las necrópolis de Zipaquirá

Tras nuestro paso por la vida, ella nos confiesa que un día dejaremos este mundo, no sabemos cuándo ni cómo y sin importar el tiempo y las experiencias vividas, dejaremos un legado, el cual terminará siendo contado en una historia donde el último hecho narrado; sea el lugar donde descansa sepultado el cuerpo, así ha sido para varios hombres y mujeres que habitaron las tierras de Zipaquirá, después de  los años son sepultados en distintos pero distinguidos lugares o bien aún permanecen o han sido olvidados. El parque central de Zipaquirá es el principal historiador frente al andar del hombre zipaquireño, allí se rescata la historia del origen de los cementerios en la ciudad, tras el hallazgo en el año de 1994 frente a la catedral diocesana de unos restos humanos.

Aquel año marcó la historia del municipio tras el descubrimiento de estos restos y otros más, hallados en diferentes puntos geográficos, como por ejemplo en una finca cerca al Alto del Águila, donde se apreciaron más vestigios humanos enterrados de manera horizontal acompañados de vasijas de barro, las cuales contenían en su interior pertenencias hechas con oro. Pero los hallados frente a la Iglesia despertaron enormemente el interés de la gente y aquel suceso fue dado a conocer a nivel nacional por los periódicos: El espectador, El Tiempo y La República. Tras los recientes hallazgos, la población comentaba que allí fue territorio muisca, por lo tanto frente a la Iglesia y alrededor del parque se especulaba la existencia de un cementerio indígena, o en contraparte decían que solo se trataba de restos hallados, como muchos otros en el plano cundiboyacense y no necesariamente de la posible existencia de algún cementerio. Se comentaba que tras época de colonos, se procuraba edificar un templo para culto católico en sitios considerados sagrados para los indígenas, logrando así subyugar las creencias indígenas consideradas paganas, además los colonos enterraban a las personas según su manera de vivir, si fue un personaje con una vida de bien, se enterraba de manera horizontal con los pies apuntando hacía la iglesia y si su modo de vivir fue imprudente se enterraba también de manera horizontal pero con la cabeza apuntando hacia la iglesia. Así mismo los indígenas procuraban enterrar a sus seres queridos con varias pertenencias, en su mayoría comida  y objetos personales como ropa y otros hechos en oro, todos estos contenidos en una vasija de barro, con la creencia que después de la muerte terrenal tendrían otra vida y tras el camino hacia ella no debían padecer de hambre o necesitar prendas para vestir, además se enterraban a sus semejantes según sus rangos dentro de su sociedad y también se distinguía la forma de enterrarlos según su comportamiento en vida. Es por ello que si un lugar cuenta con evidencias de la existencia de algún territorio indígena, se pueden apreciar distintos restos en terrenos distantes y con sus respectivas características.  Pero el  tiempo continúo su andar  y la memoria de aquel suceso tan solo fue un hecho más sin mayor  profundidad y los restos hallados se disiparon como los comentarios surgidos tras el hecho.



Un viernes 3 de octubre del año 2003, nuevamente la Catedral Diocesana vuelve a desvelar otro tesoro histórico, tras la remodelación del atrio de la iglesia y del parque central, se encontraron más restos indígenas que resaltarían la riqueza arqueológica de Zipaquirá, con el trabajo de Don Carlos Hernando Riaño, quien se desempeñaba como coordinador del Grupo de Vigías del Patrimonio Cultural Colombiano de Zipaquirá, los restos fueron dados al InstitutoColombiano de Antropología e Historia (ICANH), quienes serían los encargados de realizar los respectivos estudios de carbono-14 y aclarar si los restos pertenecen a la población indígena de los Muiscas y de cuanto databa su antigüedad, los resultados tardaron en darse a conocer, por el hecho de que los estudios con carbono-14 no son realizadas a nivel nacional por la complejidad de su estudio, luego tras un comunicado dado por e ICANH se dio a conocer que los restos eran de material óseo humano de hombres y mujeres varios, los cuales tuvieron una longevidad de 130 a 160 años y aproximadamente 600 a 700 años de antigüedad.


Otro cementerio del municipio se encontraba situado fuera del casco urbano, ubicado en territorio indígena, para la segunda mitad del siglo XVIII Zipaquirá estaba sectorizada en dos zonas, donde se encontraba la Parroquia de Zipaquirá actualmente conocida como la Catedral Diocesana y sus alrededores pertenecía a territorio de “Blancos” quienes eran los colonos y hacia su noroccidente se estableció como territorio indígena en donde se apreciaba el cementerio, hoy conocido como cementerio San Juanito, el mismo nombre que obtiene el barrio que allí se ubica, fue de los primeros cementerios en existir además de ser distinguido entre los habitantes.


El cementerio nació tras la donación de un terreno dado por Jorge Marcelo Holguín quien fue en dos ocasiones Presidente de la República de Colombia, el terreno se dispuso para la creación del cementerio municipal, y dejado para el manejo y administración de la Parroquia de Zipaquirá, el terreno no era muy extenso y con el pasar del tiempo y la vida del hombre, el cementerio ya no tenía lugar donde sepultar algún otro semejante, frente a esta complicación otro lugar fue facilitado y se situó junto a la conocida calle del infierno, ubicada a pocos metros de la Iglesia de la Concepción, próximamente en el año de 1930 las señoras Elisa y Clementina Bernal Morales, donaron un terreno para ampliar el cementerio municipal, gracias a la generosidad de estas hermanas aún el cementerio se encuentra en funcionamiento donde al ingresar es evidente como este nos envuelve en una atmósfera fría pero seductora donde se aprecia el pasar del tiempo y poder ver y saber que allí se encuentra los predecesores de varias generaciones, a medida que se adentra al cementerio y al final de este se puede apreciar los nuevos pabellones que resaltan por su gran estructura y color blanco, los cuales cada uno de ellos llevan el nombre de los  doce apóstoles  de Jesucristo y en donde reposan los más recientes fallecidos zipaquireños, la parroquia nuestra señora del Carmen fue construida frente al cementerio por la mano de sus habitantes y erigida como parroquia en el año de 1992, desde aquel año hasta el día de hoy es quien administra el lugar santo.

  Sin importar religión, creencia política, estatus socio-económico, edad, raza o género, si la    vida lo permite, aquel lugar será el último sitio el cual nuestro cuerpo visitará, por más que en ocasiones deseemos que no llegue a pasar y nuestro existir sea eterno, es inevitable      detener el tiempo y negar que nuestro propósito en la tierra un día acabará, tendremos que dar un último adiós a nuestro ser físico y dejarlo descansar perennemente en el cementerio.