jueves, 1 de diciembre de 2016

VILLAVECES VITRINA CULTURAL OLVIDADA
fotografía: Jorge sierra
  
Cerca de la entrada del  lugar más reconocido  y visitado de Zipaquirá, se encuentra uno de los parques más antiguos y de mayor tradición para sus habitantes; en la entrada de la Catedral de sal con una arquitectura colonial de pocos cambios en sus remodelaciones, y un poco olvidado por los turistas se encuentra  el parque Villaveces, el cual lleva este nombre en honor al ingeniero Ignacio villaveces, quien fuera administrador de las salinas en el tiempo de 1942 a 1945, en su administración se realizaron una gran cantidad de obras como la pavimentación de la carretera que lleva a la mina y remodelaciones en la catedral.
Por esta razón en mayo de 1944 se tomó la decisión de bautizar el parque con el apellido de este líder  municipal, desde sus inicios  este parque contó con una gran acogida  por los turistas  quienes subían  caminando  para la catedral y paraban a descansar y visitar el Museo arqueológicode Zipaquirá, que se encuentra al costado occidental del parque,  al salir se encontraban con una gran cantidad de vendedores ambulantes  alrededor del parque.
Esta figura de comercio informal  generó una identidad en la tradición de los zipaquireños, ya que en ese momento nacieron las figuras religiosas hechas en sal  y dulces  caseros como: gelatinas de pata, dulces de anís, entre otros. Por esa época hasta la tradicional chicha se vendía en este parque, así el Villaveces  se convirtió en una vitrina  cultural  del municipio, entre los visitantes de la catedral una de la paradas obligatorias era este parque y llevar de recuerdo una de  las esculturas de sal que realizaban los mismos familiares de los vendedores.
Doña Libertad una de las vendedoras más representativas dice  recordar con alegría como hace 60 años empezó en el negocio como vendedora de recuerdos de la mina, del museo y los tradicionales dulces artesanales del municipio, en esas épocas esto  solía ser un buen negocio y un oficio que promovía la cultura, con  tan solo un estante de madera y  los primeros artículos doña libertad vendía desde las 8 de la mañana hasta   aproximadamente las 7 de la noche de lunes a domingo, los pocos artículos quedaban sin vender  los guardaba en un cajón de madera con un pequeño candado en el andén del pasillo del parque.
 Con el pasar del tiempo el parque seguía convirtiéndose en icono cultural del municipio, poco después  fue utilizado para todo tipo de eventos  culturales, Libertad y sus compañeras disfrutaban de los eventos donde se traían artistas de todo tipo y para todas las edades, principalmente  en las épocas de Diciembre y semana santa donde con los eventos el negocio se convertía en más rentable. Por esa época popularmente se le conocía como el parque de los eventos.
Pero esto trajo otra serie de inconvenientes para los vendedores quienes fueron reubicados  en los andenes  del parque en pequeños locales que les arrendaba la administración local, quedaron más escondidas y el negocio se fue a la quiebra, quedaron debiendo  una gran cantidad de dinero y  luego fueron desalojados en palabras de doña libertad " nos sacaron a punta de agua de los locales", con la ayuda de  organizaciones culturales alrededor de hace 15 años lograron  obtener un permiso para volver a vender en la entrada del parque donde se hicieron más visibles.
Llegaron nuevos eventos como los juveniles donde se presentaban artistas locales, pero estos no estaban interesados en los artículos de recuerdos y artesanías sin embargo ellas se adaptaron y vendieron artículos como gaseosas, cigarrillos, papas, chicles entre otros. Así se sostenían con los. Eventos que se realizaban en este parque y un pequeña cantidad de turistas quienes compraban sus artesanías, pero un día todo esto cambió y las nuevas administraciones decidieron llevar  a otros parques sus eventos sociales y con ellos se fueron una gran cantidad de clientes.
Como si esto no fuera suficiente las remodelaciones de la catedral de sal vinieron con  una gran cantidad de locales, para  vender mercancía dentro de la mina y en su exterior, esto dejó en el total olvido a los tradicionales vendedores del Villaveces   y  por esta razón muchos abandonaron su oficio quedando un grupo reducido de tan solo 10 estos se sostenían con los pocos turistas que  subían caminando hacia la mina pero al poco tiempo apareció el tren turístico que sube los turistas y no  se toma la molestia de parar en el Villaveces.
Esto obligó a que en el de hoy solo se vean tres vitrinas ambulantes de ventas de artesanías y dulces  una de ellas perteneciente a  doña Libertad, quien asegura que en  algunas ocasiones se tiene que devolver para su casa sin tan siquiera vender un solo artículo, las dos únicas fechas en las que logra vender algo es e n semana santa y en Diciembre gracias a los eventos que la alcaldía realiza en el Villaveces.
Es realmente admirable como  ella lleva más de 60 años vendiendo en el mismo parque sin abandonar una tradición a pesar de tantos inconvenientes, hoy en día la poca gente que frecuenta este parque se fija más en los restaurantes ubicados al frente del parque y del nuevo comando del ejército que se ubica en el costado sur del Villaveces y casi nadie se detiene mirar a Libertad y sus compañeras, otra parte olvidada de este parque es el Museo el cual casi no recibe visitantes  y cuenta con una riqueza enorme de elementos de la cultura muisca  y otras civilizaciones perdidas indígenas.
Realmente la catedral de sal fomenta demasiado el turismo en la ciudad pero quienes   visitan el municipio solo se limitan a ver la catedral y lugares tan hermosos y con riqueza histórica como el Villaveces pasan desapercibidos, sin embargo el lugar se conserva con una arquitectura colonial y los pocos vendedores que aún se mantienen en este y que aumentan en los días de los eventos manteniéndolo como el parque de estos.


por: Jorge Sierra








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