Los caballos tienen un lugar
muy significativo para una parte del pueblo Zipaquireño, sus grandes he
imponentes pasos con herraduras retumbaban
con mucha frecuencia en las calles,
cuando las fiestas infórmales y ferias llamaban a exponer a su mejor equino,
guiados por sus jinetes para que estos los cabalgaran con el mejor de los pasos,
y así conformar un espacio en el municipio donde la pasión y la cultura por los
caballos, encajara de alguna forma en la mente de quien se viera interesado por
estas actividades de algunos pocos que vieron un futuro próspero en el paso
fino de sus animales.
Las cabalgatas no tienen una
fecha de inicio establecido, es muy poca o nada
la información que se obtiene, en los libros no se relata de ello, solo
se encuentran las voces que vivieron y participaron de todo esto y través de
sus comentarios descubrimos, que nacen
en la plaza de ferias como un acto
informal de un grupo de personas que quieren compartir el mismo gusto por estos
animales, donde participaban, ganaderos, comerciantes, y cualquiera que tuviera
un caballo, se hacía parte de este
círculo, donde al acabar el día y dar por terminado la cabalgata se disponían a
relajarse tomando diversas bebidas acompañadas de un trozo de carne en la casa
de alguno de los participantes. El dinero era un gran factor, sin decir que es
el eje central que mantenía viva todas estas
actividades por la gran cantidad de tiempo que se le tiene que disponer
al cuidado de su animal, su adiestramiento y los diferentes implementos que se
les debe otorgar para que sobresalga y así caiga sobre el la senda de grandes victorias he innumerables recuerdos.
Una mujer que lleva en su
ADN el amor por los caballos y se ve interesada en realizar cabalgatas en
diversos lugares de Colombia, es la profesora Martha Lizzy docente de
agroecología de la Universidad Minuto de Dios centro regional Zipaquirá, quien
nos otorgó una serie de entrevistas para hablarnos de esta tema que genera en
ella varios sentimientos de alegría y nostalgia, puesto que es recordar un
pasado no muy lejano donde participaba en estos eventos de forma activa y
comprometiéndose con la causa equina en el municipio, y es tanto la
responsabilidad que tiene con la familia de los caballos que ella y otras
personas que se mueven en el mundo del ganado, vieron la importancia de
crear algo a nivel institucional y así
en el año 2010 se llevó a cabo la conformación de la corporación caballistica
ciudad de sal o en palabras simplificadas CABASAL que desde el primer momento
de creación mantuvieron la mayor disposición con el fin de generar un espacio
de reconocimiento y levantando una voz que decía, que Zipaquirá además de ser
la ciudad salinera de Colombia también podía abrir las puertas a más
actividades que se realicen con la mejor de las intenciones para el crecimiento
cultural del municipio.
Algunas de las actividades
de las cuales hablamos y fueron explicadas por la profesora, se realizaban en
el hoy deteriorado por el tiempo y el abandono municipal, el coliseo Parmenio Páez, lugar donde montones de equinos eran
expuestos y probados en un concurso para medir las capacidades del jinete al
mando de su caballo, “el 50% del trabajo depende del Chalan (que es la manera
de llamar al jinete o montador) y el otro 50% es el adiestramiento del caballo”
dice Martha lizzy, que comenta que el orgullo y carácter de este animal no
tienen comparación, el sabe que lo observan por tanto quiere sobresalir,
entiende que hay otros que le quieren robar el lugar, por eso al caminar lo hace con cierta
imponencia acompañado de un porte sin igual, con pasos son muy distinguidos y sincronizados,
pero continuando con el relato de los concursos, estos tenían unos pasos a
seguir, uno de ellos es la prepista donde los veedores empiezan a observar al
caballo y concluyen si este cumple con ‘las normas de fenotipo, aplomos, cola,
e identificar si se encuentra en condiciones de salud para competir, el otro
paso es el que se cumple en pista que se compone con pruebas de obstáculos, donde el caballo tiene que saltar por encima de una
barra de madera que no supera los seis
metros de altura, otro es el que se lleva a partir de tiempo, y es un circuito
donde se colocan dos barriles a cierta distancia y el caballo tiene que dar una
vuelta en forma de ocho sin golpear ninguno de estos barriles en la menor
cantidad de segundos, en estas pruebas también se miden tres ítems importantes
el andares que se divide en cuatro ejes, paso fino, Trote, trocha y galope, el otro
ítem es la cadencia donde se valora la suavidad, armonía, obediencia, rienda, y
el siguiente ítem es la elegancia donde no solo se prueba al caballo sino al
chalan o amazona como se le denomina a la jinete femenina y como el equino se
comportó en las distintas pruebas de obstáculos.
A la hora de premiación los
ganadores además de recibir un trofeo y dinero, se les hacen entrega de cintas
con el color de la bandera nacional de Colombia, rojo para el tercer lugar,
azul, para el segundo, y amarillo para el ganador, pero cuando alguien vea a un
caballo con el escudo de Colombia deberían mostrar mucho respeto, porque se encuentran ante la
presencia de uno de los mejores caballos con un valor calculado en varios
millones, algunos sobrepasan las barrera de los 100 millones de pesos colombianos.
Como anteriormente habíamos
mencionado la profesora Martha lizzy estuvo presente en la conformación de CABASAL,
ellos le apostaron y lograron hacer distintas ferias alrededor de los caballos
desde el 2010 y su esfuerzo se vio recompensado cuando FEDEQUINES que es la que
certifica todas las fiestas y ferias de Colombia le otorgo a Zipaquirá una clasificación clase B en estos tipos de fiestas, lo que
significa que estaban creciendo y reunían a muchas personas de distintos
municipios, pero en ocasiones la magia no dura para siempre, ojala se pudiera
concluir este relato diciendo, que esto sigue siendo como en esos días, pero de
a poco todo decayó, los que financiaban a CABASAL se fueron por distintas razones dejando solo, el nombre
presente.
Por Diego Rodrìguez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario